Oveja Negra

¡Feliz cumple, mercenarios cagatintas!


05 de enero de 2018

Oveja Negra

El diario LA NACIÓN cumplió 148 años de historia, y desde Oveja Negra no queríamos dejar de enviarles nuestro saludo. Y menos aún, perdernos la oportunidad de contestar a la infame editorial aniversario

¡Feliz cumple, mercenarios cagatintas!

Por Oveja Negra

 

El 4 de Enero de 1870, el diario LA NACION publicaba su primer número. En el día de ayer, en su editorial alusiva al 148 aniversario (cuyo enlace citamos al final de ésta nota) los herederos de Bartolomé Mitre hacen un reconocimiento explícito de haber transitado casi medio siglo de historia Argentina con un diario que expresó las ideas de las minorías que se sienten dueñas de nuestra Patria y empleadas de las potencias extranjeras, y que no han ahorrado sangre y tinta para imponer los intereses de la oligarquía.

Vale aclarar, la editorial que se cita, es una pieza mas de la prosa moderna a la que nos tienen acostumbrados las grandes empresas periodísticas de la Argentina. Una catarata de tergiversaciones históricas, mentiras, prejuicios y un odio de clase que, en definitiva, han marcado la existencia del pasquín de los poderosos. Pero corriendo el velo de los vicios con los que han formateado al periodismo moderno, hasta su bancarrota moral, la editorial desnuda los intereses que han defendido a lo largo de su historia.

Olvidan mencionar, por cierto, el origen efectivo de la “fundación” del diario. Mitre no fundó ningún periódico, lo compró dos años después de haber dejado la presidencia de la Argentina. Sus primeros números, vieron la luz cuando aún se libraban los combates de la Guerra de la Triple Infamia, aquél genocidio sobre el pueblo paraguayo llevado adelante por Bartolomé Mitre como Jefe de las fuerzas aliadas de Brasil, Uruguay y Argentina, al servicio de los intereses británicos. Un millón trescientos mil habitantes tenía el Paraguay antes de la guerra, cuando el diario LA NACION veía la luz, solo quedaba habitado por 300.000 personas, mayormente mujeres y niños. En la fatídica editorial de ayer, LA NACION señala éste como uno de los dos grandes aportes del diario para “potenciar el interes común de nuestros países ante el mundo”.

Un periódico adquirido para ser gendarme intelectual de los intereses de la minoría que formateo el país durante la presidencia de Mitre. Aquél modelo que Felipe Varela caracterizó como "Ser porteño es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Ésta es la política del gobierno de Mitre”.

Un país al que le sobraban provincias y gente, que se reconocía como granero del mundo al servicio de latifundistas y las potencias extranjeras, que se encandilaba con la cultura europea y despreciaba la representación popular de las provincias argentinas, a las que soñaba como grandes sembradíos cultivables, con pueblos atrasados, nacidos sólo para ser sometidos a la explotación de sus intereses.

LA NACIÓN de los patrones. El sueño de Mitre se transformaba en diario. 148 años de coherencia política, como señalan en su autoincriminante editorial.

Con absoluto descaro, en su editorial aniversario, defienden la pluralidad de voces mencionando que entre sus corresponsales se contó con José Martí, quien en su exilio en norteamérica se había refugiado en el periodismo como medio de vida. Mencionan la anécdota, olvidando que la primer nota enviada por José Martí fue mutilada por el camino de la censura por el propio Bartolomé Mitre, quien observó que las críticas furiosas de Martí a la vocación imperial de los Estados Unidos, era un problema para el diario del que era patrón.

En una carta que le enviara Mitre a Martí, le indica que “La supresión de una parte de su primera carta ha respondido a la necesidad de conservar al diario la consecuencia de sus ideas, en lo relativo a ciertos puntos y detalles de la organización política y social y de la marcha de ese país” enterrando con ello cualquier hipótesis de pluralidad garantizada.

En esa misma carta a José Martí, Bartolomé Mitre sentencia “pero tratándose de una mercancía –y perdone Ud. la brutalidad de la palabra, en obsequio a la exactitud- que va a buscar favorable colocación en el mercado que sirve de base a sus operaciones, trata como es su deber y su derecho, de ponerse de acuerdo con sus agentes y corresponsales en el exterior acerca de los medios más convenientes para dar a aquella todo el valor de que es susceptible" (1)

En simples palabras, una sentencia de lo que significan las grandes empresas periodísticas de la Argentina: la voz del patrón, la reproducción sistemática de las ideas del que tiene la plata.

Sin sentir vergüenza alguna, destacan en su editorial que “Con los años fue desprendiéndose de las connotaciones partidistas que le había impreso su fundador como una continuación por otros medios de su denodada acción política. Hace no menos de un siglo que se define como diario independiente y que se reserva el juicio crítico aun frente a las administraciones políticas en las que puedan reflejarse mejor que en otras sus definiciones editoriales.

Desde esa independencia, debe suponerse, reconocen en la propia editorial haber enfrentado con una “crítica constante” las políticas económicas de Yrigoyen, haber resistido a “la revolución fascista de 1943”, de haber enfrentado “el despropócito de las políticas populistas” y “las vivencias padecidas durante el período kirchnerista” a las que consideraron innecesario refrescar “cual fue la posición del diario en cuanto a tan nefasto fenómeno gestado desde Santa Cruz”.

Eso sí, destacaron haber acompañado “con resuelta vocación democrática la restauración instuticional de 1983” después que “con la Guerra Fría como telón de fondo y fuerzas foráneas fomentando la beligerancia de bandas terroristas vernáculas a las que dos gobiernos constitucionales, los de Juan Perón y su mujer, y tras ellos el de los militares, doblegaron con no menor crueldad e idéntica violación de leyes humanitarias.”

Para un diario que nació encubriendo un genocidio, la teoría ensayada de emparentar un gobierno democrático con una dictadura genocida, para acolchonar sus fatídicas consecuencias, parece significar un salto de calidad en el perverso ingenio de los herederos de Mitre.

Los mismos que reconocen en su editorial, haber cometido errores. Seguramente, por honor a la brevedad o por manía centenaria de encubrir los crímenes cometidos por sus propietarios o por las dictaduras a las que le construyeron agenda y le aportaron cuadros de gobierno, evitan mencionar. Entre otros “errores” evitan mencionar haberse apropiado en una mesa de tortura, junto a Clarín, del papel prensa (con el que mencionan haber sido asfixiados durante el gobierno de Juan Domingo Perón) lo que constituye, quizás, la causa del blindaje mediático aportado a la dictadura y la prueba irrefutable de la complicidad de los grupos económicos de la comunicación con los crimines cometidos a lo largo de la historia contra su propio pueblo.

En 148 años LA NACION ha reivindicado una y cada una de las dictaduras, ha participado en los golpes palaciegos apoyando a uno u otro general del ejército. Ha garantizado impunidad mediática para los crímenes cometidos en el camino de cada gobierno que garantizó que los ricos sean cada día mas ricos, y los pobres sean cada día mas pobres.

En 148 años LA NACION se ha consolidado como una amenaza para la democracia Argentina, ha llevado cualquier negocio ilícito que le permitieran consolidar su posición hegemónica en el mercado, han cartelizado sus intereses con Clarín para monopolizar el uso de la palabra. Han consolidado un pensamiento único que agrede al sentido común, que pretende empujar al suicidio colectivo a quienes padecen la mecánica de enriquecimiento escandaloso de las patronales que históricamente han sintetizado en agenda en sus editoriales.

En 148 años LA NACION intenta gestar la bancarrota moral del periodismo argentino.

Ustes son el rebaño blanco de la historia. Al que nos rebelamos las Ovejas Negras. Somos los herederos de aquellos caudillos que alzaron el interior contra el fundador de su diario de mierda, somos los derrotados de Pavón, la sangre originaria derramada en sus conquistas, los herederos de la Patria Grande a la que desangraron en su genocidio. Somos el subsuelo de la Patria al que siempre despreciaron.

Somos la Oveja Negra de la historia, los humildes que sólo sueñan con ser felices, los que sufren cada editorial de su pasquín como una ofensiva contra nuestra esperanza. Con humildad absoluta, desde el rincón de los asfixiados por la estructura monopólica que ustedes y sus socios le han impuesto a la comunicación en la Argentina, los venimos a saludar: Felicidades LA NACION, son mucho mas que un diario, son un pedazo de mierda de nuestra historia.

Festejen ahora otro añito, nunca se sabe cuantos quedan.

 

(1) Cita de Gonzalo de Quesada Miranda en “Martí Periodista”. La Habana, 1929.

 

Si te da el estómago, te dejamos el enlace a la editorial aniversario: 

EDITORIAL LA NACION

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