Oveja Negra

Israel y la semántica del exterminio


25 de octubre de 2023

Oveja Negra

Desde hace prácticamente dos semanas, el régimen sionista, que desde 1947, ha empezado a ocupar ilegalmente Palestina, se encuentra desplegando sobre la población civil de Gaza, unos de dos millones 300 mil habitantes, toda la semántica del exterminio.

Por Guadi Calvo

Desde hace prácticamente dos semanas, el régimen sionista, que desde 1947, ha empezado a ocupar ilegalmente Palestina, se encuentra desplegando sobre la población civil de Gaza, unos de dos millones 300 mil habitantes, toda la semántica del exterminio. Desde entonces, resuenan de manera constante las alarmas que anuncian los inminentes e indiscriminados ataques aéreos contra viviendas, escuelas, centros de distribución de alimentos y hospitales. Además, de exigir el desplazamiento forzoso, de un millón cien mil personas, del norte del enclave, hacia el sur. Por lo que las oleadas de gazatíes, que han debido abandonarlo todo, se exponen a ser objetivo propicio, para la práctica del tiro al blanco, por parte de la aviación judía. Mientras que, en Cisjordania, las desapariciones forzadas, torturas y asesinatos de civiles se reiteran, sin vista de ser detenidas.

A pesar de toda esta exhibición obscena de la crueldad, que solo se la puede emparentar con la voluntad de una limpieza ética, recién cuando se conoció el ataque al hospital árabe al-Ahli en Gaza, el mundo, pareció tomar algo de conciencia, y se condolió asombrado, frente a semejante aberración, como si fuera la primera. ¿Habría que preguntarse por qué semejante reacción? Si sabemos desde el principio de los tiempos que la guerra es esa sucesión nefanda y desordenada de aberraciones. Sin ellas, los conflictos se podrían resolver con una, dos o tres jornadas de paintball.

Si no pasaran estas cosas: ¿qué tendría de malo una guerra?, porque su intrínseca mecánica, es destruir del enemigo, no existen códigos ni legislación ninguna y matar es la consigna absoluta. Destruir por todos los medios, todo, hasta aniquilar la condición humana, de las víctimas, porque los victimarios quizás no la hayan tenido nunca. Parece que, de no alcanzar ese punto, nada habrá servido, y todas las víctimas y todos los esfuerzos habrán sido inútiles.

En el hospital al-Ahli, según se ha dicho, murieron unas 575 personas: niños… enfermos… heridos… parturientas…. Para cuando, el al-Ahli, estalló, ya la ofensiva sionista, llevaba asesinados entre 1500 y 1700 palestinos, que no estaban en Gaza ni de shopping, ni mucho menos haciendo turismo aventura, estaban en sus hogares, estaban en sus tareas, estaban en las miserables vidas que la ocupación sionista, les ha procurado durante setenta y cinco años. Cuando la aviación judía, los sorprendían, todos y cada uno de ellos, hacían los que mejor saben hacer los palestinos: resistir, permanecer en su tierra, como en los últimos seis o siete mil años, para que, a la bestia nazi-sionista, finalmente los extermine, pero que no le resulte tan fácil.

Más allá de las discusiones de sí el misil, que espeluzna las buenas consecuencias de la humanidad, fue parte de un ataque sionista o un disparo fallido de Hamas, hay una cosa absoluta cierta, más allá de que nunca tendremos certeza de quién haya sido. Aunque, por otra parte: ¿qué importa? ¿O alguien cree que al genocida Benjamín Netanyahu, no le sobra estómago para atacar un hospital?

Las pruebas que dicen tener Estados Unidos e Israel, acerca del origen del misil, son esencialmente insustanciales, ¿qué mentira no se puede inventar hoy, mostrarla en detalle, diseccionar hasta su mínima expresión, y seguir demostrando que es verdad? En estos tiempos, aquel lugar común, de: “la primera víctima de una guerra, es la verdad”, es más cierto que nunca. Tan cierto, cómo que la matanza, la nueva y reiterada matanza, que se está cometiendo en Gaza, se produce porque nunca Palestina ha debido ser ocupada por el sionismo, y partida, como si hubiera sido una torta, por los británicos, ¿error?, que profundizó, hasta la enajenación Estados Unidos.

Por lo que es muy tarde para solucionar mínimamente este engendro y sus consecuencias, que no se resolverán hasta el fin de los tiempos. Porque finalmente, los más de cinco millones de palestinos de Gaza y Cisjordania, no abandonaran sus tierras ancestrales, y se preparan para a morir resistiendo, como no lo hicieron aquellos dóciles judíos en Auschwitz, Treblinka, o donde la barbarie nazi los haya alcanzado.

Tras afianzarse, finalmente, en los territorios de la para entonces extinta Palestina, el sionismo ya ha anunciado que avanzará más allá de sus actuales fronteras, por lo que tendrán que estar atentos: Egipto, Líbano, Jordania, Siria, frente a la voluntad de recrear la supuesta historia del “Gran Israel”. Ideal que sigue muy vivo en los terroristas judíos. Lo que nos garantiza, una sucesión de guerras, casi infinitas, a lo largo de los próximos siglos, siempre, claro, Israel cuente con el apoyo de los Estados Unidos.

El factor Hezbollah.

Sin hilar tan fino y a tanta distancia en el tiempo, a catorce días de la Operación Inundación de al-Asa, de Hamas, cuyo éxito contó con la inestimable colaboración de la inteligencia sionista (Ver: La operación de Hamas y un error de cálculo), Palestina se sabe sola una vez más. Más allá de que los pueblos árabes-musulmanes, al igual que otros muchas de diferentes regiones del mundo, exigen el fin del holocausto, los gobiernos regionales, que tendrían que dejar sus declaraciones de buena voluntad y pasar a la acción práctica, para impedir que esta matanza se siga ejecutando, no lo hacen.

Si es bien cierto que la operación de Hamas, ha permitido que las manos de “Israel”, sean desatadas, y occidente le permita hacer lo que está haciendo, frente a la tolerancia del mundo occidental, y sin un solo gesto, solidario de los gobiernos supuestamente hermanos de Palestina.

Más allá de la República Islámica de Irán, atada de pies y manos, porque ella misma, se encuentra en constante peligro de ser atacada militarmente por Washington, y al primer paso, en falso, incluso podría recibir un ataque nuclear, la única fuerza armada de peso que puede enfrentar y vencer a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) como ya lo ha hecho en el 2006, cuando no solo le asestó la primera gran derrota, sino que literalmente los humilló, de tal manera, que a diecisiete años de aquello, las FDI, han evitado cualquier enfrentamiento directo y abierto. Por lo que la cada vez más concreta posibilidad de que esto suceda, hace sonar las alarmas en Israel, mucho más que el pasado siete de octubre. Ya que las fuerzas de seguridad sionistas desde hace años solo se han limitado a disparar contra civiles, particularmente mujeres y niños desarmados, y a asaltar y destruir viviendas familiares.

Lo que un poco explica, que más allá de contar con 360 mil reservistas y un ejército regular de 150 mil efectivos, Tel Aviv, dude tanto en lanzar la operación terrestre en el interior de Gaza, ya que sabe que, de producirse la muerte de un número importante de sus efectivos, primero la desazón y después el miedo, podría producir hacia el interior de la sociedad israelí, un sisma de magnitud desconocida.

Poco a poco, Hezbollah, ha comenzado a incorporarse en esta nueva guerra, obligando a Israel a mantenerse muy atenta y distraer importantes dotaciones de efectivos, en la frontera norte con el Líbano, donde los hombres de Hasan Nasralah, acicatea con cohetería e intentos de filtración fronteriza. Se estima que Hezbollah cuenta con unos cien mil hombres, muchos de ellos probados en Siria, en su guerra contra el Daesh, y con una cohetería de más de cien mil piezas, con distintos alcances. Por lo que si en la operación del pasado siete, Hamas, utilizó entre cinco y siete mil y provoco lo que provocó una andanada del doble por parte de Hezbollah, podría producir una verdadera debacle al interior del enclave sionista.

Cuál es la sutil línea, que tendría que sobrepasar Israel, para que una operación de la guerrilla chií se pusiera en marcha, se desconoce, aunque quizás no esté muy lejos de un bombardeo a un hospital.

Por estas razones, es crucial para Israel, la asistencia militar y de recursos financieros que los Estados Unidos le ha dado históricamente y se ha incrementado desde el inicio de las operaciones de exterminio en Gaza, cuyo punto más alto se alcanzó el miércoles diecisiete, con la visita relámpago de Joe Biden a Tel Aviv. A lo que se le ha sumado el veto de Washington, que acababa de imponer en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a la resolución S/2023/773, presentada por Brasil, en la que se llamaba a revocar la orden de Israel de la evacuación forzosa, al sur de la franja, de todas las zonas al norte de Wadi Gaza, para todos los palestinos de esas áreas y el personal de las Naciones Unidas. La moción brasileña, también solicitaba pausas humanitarias, que permitieran el suministro de asistencia a civiles por parte de Naciones Unidas y otras organizaciones como el Comité Internacional de la Cruz Roja, y además del establecimiento de corredores humanitarios.

Con este veto, Washington, consigue más tiempo, para que Israel siga ejecutando su semántica del exterminio.

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