Oveja Negra

Nuestra América en el nuevo escenario geopolítico multipolar


25 de noviembre de 2022

Oveja Negra

“Unidos en un mismo proyecto económico o individualmente dominados y dependientes” plantea Rodolfo Pablo Treber en esta nota, que además insta a pensar, debatir y actuar para que “Nuestra América se posicione como un actor político del poder en este nuevo mundo que se está forjando”.

Rodolfo Pablo Treber

El actual contexto de claro tránsito hacia el multipolarismo se ve reflejado, no solo en las disputas bélicas sino también, en la caída de grandes acuerdos multilaterales de comercio y el resurgir de relaciones diplomáticas bilaterales otrora reprimidas por el imperio en decadencia de los Estados Unidos. Otro síntoma de cambio de escenario es que los países del mundo, incluida la Unión Europea, (más allá de la persistente e inentendible subordinación política de algunos de sus miembros al poder norteamericano) han tomado la decisión de, paulatinamente, dejar al dólar como única reserva de valor en sus bancas centrales y, en cambio, pasar a disponer de una canasta de monedas para comerciar en distintas latitudes sin depender de la voluntad política y la tasa de interés impuesta desde Manhattan, o de los precios de los commodities negociados en Chicago. El mecanismo de intercambio de monedas entre bancos centrales (swaps de monedas) crece al ritmo del avance del multipolarismo, los acuerdos bilaterales y la caída de la hegemonía estadounidense.

Pero, ningún imperio cae sin pelear y eso también es una clara muestra de un mundo en proceso acelerado de cambio. El aumento de la presión de EEUU desde el 2014 en Europa del Este que terminó por desatar la guerra en Ucrania, los avances militares en las fronteras de Venezuela, el golpe de estado en Bolivia, el endeudamiento y feroz intervención del FMI en Argentina, son algunos, solo algunos, claros ejemplos del redespliegue ofensivo del imperialismo al ver su poder hegemónico debilitarse.

En este contexto, y teniendo en cuenta que nuestros pueblos ya han sufrido décadas de sufrimiento y violenta desigualdad a causa de un modelo, de economías primarizadas y exportadoras, impuesto a sangre y fuego, mediante dictaduras militares y/u otros mecanismos de intervencionismo, resulta urgente y necesario pensar, debatir y actuar para que Nuestra América se posicione, de manera soberana, como un actor político de poder independiente en este nuevo mundo que se está forjando y se forjará, al menos, durante los próximos diez años.

Esa fortaleza a la que debemos llegar no se dará de otra forma que no sea a través de una unidad detrás de un proyecto económico-productivo que logre cortar las cadenas y romper con el carácter dependiente de nuestras economías. Resulta que el modelo impuesto hace funcionar a nuestro suelo como un vientre cautivo, de energías y materias primas, mientras el desarrollo industrial y el grueso del valor agregado, que solo da el trabajo humano, se desarrolla allende los mares. Por lo tanto, un plan de desarrollo industrial mancomunado es el primer paso para la liberación y fortalecimiento de Nuestra América.

En este sentido, el carácter naturalmente complementario de las economías y las abundantes riquezas naturales de nuestra región permitirían hacerlo posible en un tramo breve de tiempo. A modo de ejemplo, si YPF, PETROBRAS, PEMEX, ANCAP, PDVSA, YPFB, se unen en una misma estrategia regional, su poder y diversidad de producción se potencia al primer nivel mundial. Planificando industrialmente el abastecimiento de sus insumos, agregarían valor técnico e industrial a su producción primaria… el mismo factor de escala se podría alcanzar para la producción de alimentos, Gas, Litio, Transporte, Seguridad, Telecomunicaciones y demás sectores estratégicos.

Una sola nación económica, con capacidades complementarias entre los países, donde la Argentina puede cumplir el rol industrial-industrializante, si recupera la tradición exitosa de sus empresas estatales como modelo replicante para los Pueblos hermanos. Auto abasteciéndose en salud y educación (Cuba), alimentándose a partir de la pampa húmeda y superficies cultivables sumadas a su extensa plataforma marítima, con más de un siglo de abundante petróleo por delante (Venezuela), bendecida por el mayor acuífero dulce del planeta (Paraguay, Brasil, Argentina), la mayor diversidad ecológica del mundo y enormes yacimientos de minerales estratégicos (Bolivia, Perú, Chile, Brasil, Argentina), sería suficiente para sentar las bases de un futuro próspero y soberano en la región.

Por otro lado, es necesario avanzar hacia la unidad monetaria y financiera para no caer en la trampa de la inversión ni el endeudamiento externo. Una moneda de Nuestra América que tenga como reserva de valor la producción, el trabajo, de cada uno de los países miembros y que no esté atada a parámetros especulativos de las finanzas globales.

De esta manera se subordina el valor de la moneda a la estrategia de desarrollo productivo regional y no se comete el error de que los únicos beneficiados sean los países con mejores condiciones de desarrollo preexistentes, generando nuevas relaciones de dominación y dependencia como sucedió, y sucede, en la experiencia de la Unión Europea. Con relaciones comerciales externas que se acuerden de manera bilateral y equilibradas donde los términos y valores de los bienes se negocien entre las partes y no los imponga, nunca más, un tercero.

Una moneda que se utilice para la totalidad de las relaciones comerciales entre los países de Nuestra América con el objetivo de autofinanciar los necesarios planes de integración industrial regional

Así, la moneda, y una banca central unificada, serían una poderosa herramienta si se utiliza como banca de desarrollo para potenciar la complementariedad de las economías de la región.

Lo que el capitalismo global determinó para nuestro pueblo es lo que tenemos: el extractivismo, la destrucción de la naturaleza, el empresario privado como empleado de transnacionales, el asistencialismo en reemplazo del trabajo, el consumismo conviviendo con una desigualdad extrema y hambre en tierras de abundancia. Y nada más.

Pero el mundo está cambiando y el contexto geopolítico nos presenta una nueva oportunidad de animarnos a hacer la nuestra, construir un futuro distinto. Nunca más la vía de crecimiento autónomo puede ser la del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio, el Banco Interamericano de Desarrollo, instituciones todas imperialistas, golpistas y asesinas de nuestros Pueblos.

A nuestra Patria Grande, a Nuestra América, por su abundancia en recursos y posibilidades, le conviene el desarrollo industrial endógeno y asociado, en vez de la competencia y los mercados globales. Todo aquello que hoy, separados, nos debilita en beneficio del opresor, unidos nos fortalece.

Para la Patria Argentina y Nuestra América existe, en el futuro, un horizonte de libertad y felicidad. El tiempo para alcanzarlo depende de nuestra voluntad de organización y lucha en este presente injusto, de subordinación y empobrecimiento planificado.


Rodolfo Pablo Treber es secretario político de Social 21. Dirigente de Encuentro Patriótico. Analista económico. Trabajador del Banco Central de la República Argentina.

 

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