Oveja Negra

SOBERANÍA ES RECUPERAR LO NUESTRO


03 de mayo de 2021

Oveja Negra

Editorial de Mayo, por Marcelo Koenig, Diputado Nacional y Secretario General de Descamisados.

Por Marcelo Koenig

 

“porque nosotros no nos vamos a dejar explotar jamás por los que,

vendidos por cuatro monedas, sirven a sus amos de las metrópolis extranjeras;

entregan al pueblo de su patria con la misma tranquilidad

 con que han vendido el país y sus conciencias”

Evita

 

La pandemia muestra las solidaridades de aquellos que le ponen el cuerpo desde su esforzada tarea cotidiana, como por ejemplo las personas que trabajan en el sistema de saludo, o los que desde los barrios tejen vínculos y se organizan para parar la olla, para sobrellevar las dificultades.

Pero también la pandemia desnuda las miserias, como la de aquellos que militan desde los medios la desconfianza a las vacunas, el desprecio a la vida.

La nefasta Patricia Bullrich ha sido un ejemplo de esto, operando la anticuarentena, llegando incluso más lejos, ofreciendo cambiar nuestra soberanía en las islas Malvinas por un puñado de vacunas, de esas que se fabrican en el Imperio. No la estamos acusando acá de ser lobbysta de Pfeizer, aunque probablemente también lo sea, sino de algo mucho más grave que es cagarse en nuestros muertos.

Las batallas por la soberanía son hoy el orden del día. En su triple dimensión: 1) como afirmación de nuestra autodeterminación en nuestro propio territorio, independientes “de toda dominación extranjera” como dice el acta de la independencia de las provincias unidas de Sudamérica de 1816; 2) como debate y disputa de quien manda en esta tierra, si un puñado de oligarcas, que por ser los dueños de todas las cosas se sienten dueños de los argentinos y las argentinas. Esos que, en su lógica meritocrática, como dice Diego Capusotto: “se creen dueños de un país que detestan”; y 3) la soberanía como forma del ejercicio del “buen vivir” (como reza en el nuevo constitucionalismo latinoamericano tomado de la cultura de los pueblos originarios) o del reino de la justicia social (como establecía de principio básico constitucional la constitución de 1949).

Hoy esa disputa soberna pasa incluso por los debates internos del Frente de Todos, que como frente político tiene miradas diversas de cómo se resuelven los problemas del pueblo. Esa disputa se plasma en una geopolítica de las vacunas, no solo gambeteando las determinaciones de los negocios imperiales y obteniendo las dosis de donde se pueda para garantizar la vida de las y los que viven en esta tierra, sino también en la posibilidad de producción local de esas vacunas. Pero la soberanía también se sigue jugando, más allá de la coyuntura pandémica en cuestiones estratégica como el recuperar el ejercicio de poder nacional sobre la cuenca del Paraná Río de la Plata, en el que tenemos una oportunidad histórica de recuperar el control ante la finalización del plazo de la concesión de la llamada Hidrovia. Aunque este ejercicio soberano no se restringe a eso, sino también plantea nuevos desafíos que es como se nacionalizan los puertos en su gran mayoría en manos extrajeras, como se concreta como una realidad efectiva el canal de Magdalena, acabando con el hecho de que seamos un puerto subsidiario de Montevideo, cómo se acaba con el inmenso contrabando de granos y como se desacoplan los precios de los alimentos nacionales de los precios del mercado internacional, entre otras cuestiones.

Soberanía es también poder hacer una ventaja el tener en la riqueza de nuestra tierra el mineral del futuro que es el litio. Argentina es, junto a Bolivia y Chile, la mayor reserva del mundo de litio. Hoy se lo están llevando las empresas multinacionales por un puñado de espejitos de colores. Y sobre ese suelo tan rico, caminan changuitos descalzos…

Queremos una extracción del litio cuidando al medio ambiente y a los pueblos originarios y a las comunidades que viven en la zona, pero además que se industrialice en origen, aprovechando la capacidad desarrollada por nuestro sistema científico técnico hacer nuestras propias baterías de litio, y aprovechando también la experiencia nacional en la fabricación automotriz, haciendo nuestra propia electromobilidad. Esto es parte de lo que se viene.

El modelo extractivista ha fracasado una y otra vez a lo largo de la historia de nuestro país. Permite vivir muy bien a algunos pocos y mal a la mayoría. En esa lógica del proyecto de país proveedor para el mercado internacional no cierran los números con las personas adentro.

Soberanía es recuperar lo nuestro. Esa es parte de nuestra lucha histórica. Autodeterminación y justicia para construir la Patria que soñamos, grande, justa, libre y soberana.    

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