Oveja Negra

Unity until it hurts: La profundización de la unidad


21 de agosto de 2022

Oveja Negra

Si no entendés el título, googlealo o estas afuera. Habló el virrey y acomodó los patos. Marc Stanley, embajador yanqui en nuestra tierra, convocó a la unidad de la clase política. Las multinacionales de fiesta, la canasta básica que se hace pesada y la auditoría a los pobres. Eso sí, menos mal que no gobierna la derecha.

Por Fernando Gómez

Esta semana tuvo lugar en la Ciudad de Buenos Aires un nuevo encuentro de la American Society - Council of The Americas (AS/COA), una organización de corporaciones económicas norteamericanas que opera como instrumento de presión para subordinar a los países de nuestra región a los intereses de los Estados Unidos.

El evento se realizó en forma conjunta con los grupos económicos que operan en el país, reunidos en la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), que preside Natalio Mario Grinman, pero que funciona bajo las órdenes de Eduardo Eurnekian.

El “Council of America” es cita obligada para empresarios, funcionarios y operadores que trabajan al para poner la riqueza, el desarrollo económico y la potencialidad productiva de la Argentina al servicio de los intereses de Estados Unidos. El encuentro contó en su cierre con las palabras del flamante Ministro de Economía, Sergio Tomás Massa.

Tan explícito, que asusta

El embajador de Estados Unidos en el país, Marc Stanley, se caracteriza por ejercer un rol de dirección del sistema político argentino bastante explícito. Aún antes de llegar al país en el cargo que ostenta, cabe recordar, se jactó en demandarle al gobierno de Alberto Fernández un programa claro y efectivo que otorgue certidumbre a los grupos económicos que responden a la potencia que representa.

En esta edición del “Council Of América” tomó la decisión de oficiar de explícito virrey, e impartir órdenes a los dirigentes políticos que ocasionalmente tienen responsabilidades institucionales en el país e integran -también ocasionalmente- distintas fuerzas con representación electoral. Le reclamó a la clase política que, en forma urgente y no para las próximas elecciones, se ponga a trabajar en unidad.

En su particular visión de la política institucional de este país, en la que todo se reduce a quienes asumen el destino de factoría de la riqueza nacional, Stanley sostuvo que “Todas las personas con las que hablé, todos están de acuerdo que en la explotación de estos tres mercados, el petróleo y gas, ganado y agricultura y minerales está la respuesta.”

Sostuvo, en su perspectiva neocolonial, que el alza de los precios internacionales, el desabastecimiento global de los bienes que Argentina produce, constituyen una enorme oportunidad. Pero claro, se cuela en la foto sin pedir permiso al señalar “Yo puedo decir que soy un afortunado de estar aquí ahora. Las estrellas se alinearon no sólo para Argentina sino para los EEUU.”

“He visto unirse a este país y cómo aprobaron el acuerdo con el FMI juntos en marzo. Tanto diputados como senadores lo hicieron. La respuesta está ahí y está al alcance”, sostuvo Stanley como premisa de lo que considera unidad del sistema político del país.

Previo a sus palabras, Larreta había hecho los mandados, hablando de una “historia de decadencia” de nuestro país y que las necesidades son de un próximo “gobierno de coalición”. Señaló “Seguramente ya me escucharon decir esto muchas veces, pero el próximo gobierno de la Argentina tiene que ser un verdadero gobierno de coalición. Un gobierno que marque un punto de inflexión en la historia de decadencia de la Argentina y que, por primera vez en décadas, trace un rumbo que se sostenga en el tiempo por muchos años”.

Stanley le remarcó que “Es hora de que trabajen juntos ahora mismo. No esperen 16 meses. Hoy es el día de hacer esto”.

El que recogió el guante fue Sergio Massa, quien acorde a su mandato, sostuvo que “En los próximos meses no hay elecciones, hasta marzo-abril no empieza la temporada electoral. Sería bueno aprovechar para encontrar acuerdos o consensos básicos para el desarrollo de la Argentina” y coronó su convocatoria señalando que Alberto Fernández “Va a convocar a un acuerdo económico y social para plantear objetivos de corto, mediano y largo plazo, con una hoja de ruta que tiene a la inflación como uno de los problemas, pero también al desarrollo con uno de los grandes temas a tratar en los próximos días”.

Una noche antes del evento central, mas precisamente el 17 de agosto -cuando se celebraba el paso a la inmortalidad del General José de San Martín- 50 empresarios y las autoridades del Council of América celebraban una cena en el Hotel Alvear Palace. Un solo dirigente político fue invitado al evento. “Tenemos que hablar sin intermediarios. Tiene que haber un acuerdo político y empresarial para la Argentina" sostuvo en su intervención Eduardo Wado de Pedro, quien hizo especial hincapié en la necesidad de promocionar las inversiones en gas, un producto que nace de nuestro suelo, crece en exportación al mismo ritmo en que crece en importación. 

Sentado en la misma mesa en que lo hacía Marc Stanley, Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy), Eduardo Elsztain (IRSA), Martín Eurnekian (Aeropuertos Argentina 2000) y el presidente de la Cámara Argentina de Comercio, Natalio Mario Grinman, De Pedro se llevó el reconocimiento explícito de la CEO del Council, Susan Segal, quien felicitó públicamente al ministro por su "crecimiento político". Wado indicó la necesidad de "formar espacios donde todos cedamos un poco y acordemos un modelo productivo que respetemos todos a medio y largo plazo". Como si nuestra Patria tuviera mucho más margen para ceder. 

Tranquilo, Marc Braden, tranquilo. 

Lo que explicita el embajador Stanley, acepta con sentido de oportunidad y mansedumbre obediente Massa, aprovecha el hueco y la transgresión con la ética Wado de Pedro y tolera por sentido de supervivencia Rodríguez Larreta, es una decisión política que se tomó hace largo aliento, que cuenta con el consenso del conjunto del sistema político y que empieza a tornarse cada vez más obscenamente explícito. En eso se inscriben los exabruptos de Carrió y la nueva ofensiva contra Milagro Sala, mientras su carcelero se acomoda sobre el litio, sus amistades y su proyección en ésta obscena unidad. 

Unity until it hurts, hasta que duelan los intereses norteamericanos y sin hacerle asco a nada. 

La factoría

Mientras se exhiben los subsidios que reciben en los servicios públicos un puñado de ricos y famosos, el nuevo cuadro tarifario aparece en el horizonte con aumentos para la enorme mayoría de quienes habitan este suelo, no solo para los que son sacrificados en el altar de la romantización de los aumentos.

Los tarifazos no solo van a llegar en la boleta de luz, gas y agua a la gran mayoría de los hogares, también llegarán en forma de aumento de precios por el traslado automático que habrán de descargar sobre el bolsillo de los consumidores la enorme mayoría de empresarios millonarios que son exhibidos como beneficiarios de un subsidio.

Pero lo que es una ruptura en la ética y moral de aquello que alguna vez se sospechó podía ser un gobierno representativo de los intereses populares, es que mientras la mayoría tendrá que pagar un mayor costo de tarifas, las empresas de energía recibirán beneficios inéditos en nuestra historia para exportar gas y petróleo, mientras batimos récord de importación de gasoil y gas natural.

El modelo de un país factoría, al servicio colonial de una potencia extranjera, lo marca con absoluta nitidez el hecho que los dos principales productos que la Argentina importa (por costo del intercambio) son subproductos de bienes que producimos y exportamos.

En los primeros cinco meses del año, el principal producto importado de la Argentina fue el Gasoil, implicando un gasto de 1.900 millones de dólares. El Gasoil es un producto que se obtiene del destilado de petróleo crudo. En mayo, apenas Neuquén, realizó el envío de 1.270.000 barriles de petróleo al extranjero. Durante los primeros cuatro meses del año, las exportaciones de petróleo crecieron un 300%.

El segundo de los productos importados fue el gas natural, que implicó un gasto de enero a mayo de 1.296 millones de dólares. En esos mismos meses, la exportación de gas al extranjero creció en la Argentina un 600% respecto del año próximo pasado.

En el tercer lugar de las importaciones que registra el país, sencillamente se ubica una estafa cometida a la vista del Estado Nacional sin que tenga capacidad de reacción alguna al respecto. Con un gasto de casi 1.000 millones de dólares, el tercer producto más importado durante enero-mayo de 2022 fueron los porotos de soja, principalmente de Paraguay, lo que se constituye como maniobra de fuga de capitales y blanqueo de contrabando.

 

La pesada canasta básica

Mientras los grupos económicos pesan la rentabilidad que destilan sus balances, y cuentan a futuro las ventajas económicas que le ofrece un país en el que la la moneda se devalúa cotidianamente y el Ministro de Economía le ofrece ventajas sector por sector al mundo empresario, la canasta básica de alimentos subió $ 7.000 pesos en apenas un mes, comiéndose de un bocado el bono a los jubilados proyectado recién para el mes entrante.

Luego del récord de inflación registrado en julio, se logró sortear sin mayor relato mediático, el incremento sobre la canasta básica, que deja en una situación lamentable los ingresos populares de millones y millones de compatriotas.

Como burla jodida, el tono celebratorio del Ministro de Economía, vuelve a poner el acento en un indicador que aún no fue publicado por el Indec, y que pretende relatar que en la Argentina se sigue recuperando el empleo, lo que además, pretende emparentar con el remañido, viejo y desacertado discurso de lanzarse el enésimo programa para “sustituir los planes por trabajo genuino”. Una superchería para consumo exclusivo de una clase política que no puede salir de las redes sociales para pensar la realidad social que le toca en ocasión relatar.

En un contexto de bolsillos flacos y esperanzas truncas, el único Estado vigilante que se aproxima en el horizonte, pretende salir a auditar a los beneficiarios del programa Potenciar Trabajo como instrumento para disciplinar a las organizaciones sociales.

Ni sustituir importaciones de bienes que producimos pero no agregamos valor, ni conquistar desarrollo industrial y productivo allí donde las multinacionales hacen un negocio para pocos, ni nacionalizar el comercio exterior, ni construir viviendas, ni pensar comunidad, ni ocho cuartos. La única solución que se le encuentra al trabajo es auditar a los que reciben planes, castigar a las organizaciones populares, alentar las exportaciones, premiar a las multinacionales y honrar el acuerdo con el FMI.

Eso sí, firmes, no sea cosa que venga a gobernar la derecha.

 

 

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