Oveja Negra

CAMBALACHE


08 de abril de 2018

Oveja Negra

CAMBALACHE...

*Por Héctor "Gringo" Amichetti

Siglo XX, año 1934... Hitler se autoproclama líder de Alemania y canciller imperial de buenas relaciones con el Papa Pío XI y profundo odio racista hacia los judíos, mientras Mao y su ejército rojo inician desde el interior de China una "larga marcha" con la voluntad de construir una sociedad más justa en el gigante asiático.

En nuestra América, la guardia nacional nicaragüense asesina a un gran patriota: Augusto César Sandino, abriendo paso a la prolongada y sanguinaria era dictatorial de Anastasio Somoza, mientras Lázaro Cárdenas llega a la presidencia de México iniciando un período de dignificación nacional que incluiría una reforma agraria, la nacionalización del petróleo y el protagonismo de las organizaciones obreras en el gobierno azteca.

En Argentina eran los tiempos de la Década Infame reflejada con elocuencia en las pinturas de Antonio Berni ('Desocupación' y 'Manifestación') y en la letra trascendental de un tango, escrita por el genial Discepolín, que jamás perdería vigencia.

El mundo, en realidad, parecía haberse convertido por entonces en un gran "cambalache" de valores enfrentados y entremezclados en un mismo lodo que inundaría todo un siglo. 

Los buenos valores de Sandino y de Cárdenas, de Getulio Vargas y Juan Perón, de Fidel, Eliecer Gaitán, Salvador Allende y de tantos sensibles patriotas alentados por los sueños de sus pueblos, aparecían enfrentados por los despreciables valores de los Somoza y los Dubalier, los Aramburu, los Pinochet, los Videlas, e infinidad de tiranos fogoneados por la avaricia de los poderosos. 

¡Cuánta dignidad ensangrentada, cuánta Justicia Social sepultada!

"¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!".

EL CAMBALACHE GLOBALIZADO

En los albores del nuevo siglo, Chávez, luego Lula y Néstor, el Pepe Mujica, Evo, Correa y algunos otros, parecían resolver de manera favorable en nuestro continente, aquella disyuntiva planteada oportunamente por Perón.

Unidos para resolver el viejo drama de la dominación. 

A poco más de una década y media de camino transitado, Discepolín quizás observe desde lo alto de una nube, algo amargado, el increíble despliegue de maldad insolente que se práctica en estos días.

Lula, que implantó justicia en Brasil permitiendo que millones y millones de sus hermanos brasileños salieran de la pobreza y creó universidades para que puedan educarse los hijos de los más humildes, va preso porque la justicia corrupta determina sin causa que es un corrupto.

En nuestro país está en prisión Milagro Sala por concretar obras para las familias más postergadas del norte argentino y permanecen libres los políticos y empresarios que se beneficiaron con el endeudamiento externo y la posterior estatización de sus deudas que multiplicaron la pobreza. 

Los que gobiernan en Argentina le dicen a los inversores extranjeros que tengan confianza, que traigan su plata y hagan buenos negocios en esta tierra, mientras ellos, por desconfianza, aún mantienen su guita en el exterior.

Las cuentas offshore en los paraísos fiscales han pasado a ser inversiones "legítimas" aunque se usen para el blanqueo y la evasión.

"Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros...".

Los tarifazos resultan útiles para mejorar las finanzas de las compañías multinacionales que brindan servicios a los hogares y a las pymes que cierran por no poder pagar las tarifas y despiden a los trabajadores que tampoco pueden pagar las tarifas de sus hogares porque quedan desocupados.

Con una promocionada inteligencia más bien parecida a cómplice idiotez, los predicadores del "libre mercado" abren nuestras fronteras para que ingresen los productos extranjeros que destruyen la industria nacional, desde aquellos países que las cierran para que no entren los nuestros.

"¡Todo es igual!  ¡Nada es mejor!"

¡Todo parece estar mucho peor!

La larga marcha de Mao, terminó en la China del libre mercado y el Papa Francisco pide rebelión contra los adoradores del Dios Dinero.

¡Dinero!, estiércol del diablo muy útil para controlar los medios de comunicación que sirven para configurar las mentes de las masas y para seducir a los jueces necesarios, capaces de dictar sentencias "justas" que impidan que pueda ser alterado el orden establecido.

Aunque la realidad de nuestra América y de buena parte del mundo aparezca por estos días como la vidriera irrespetuosa de los Cambalaches, no está permitido desanimarse, bien sabe Discepolín que al final los pueblos todo lo pueden y que a la tristeza del '34 sobrevino la alegría del '45.

Como le diría Homero para despedirlo:

"La pista se ha poblado del ruido de la orguesta/ se abrazan bajo el foco muñecos de aserrín.../ ¿No ves que están bailando?/ ¿No ves que están de fiesta?/ Vamos, que todo duele, viejo Discepolín...".


*Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense e integrante de la Corriente Federal de los Trabajadores 

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