Oveja Negra

Decir que el Canal Magdalena es soberanía ES MENTIR


17 de octubre de 2022

Oveja Negra

Hay quienes creen que chupándole las medias a las jerarquías gremiales y políticas van a conseguir que éstas reactiven el Astillero Río Santiago. En realidad, no luchan por reactivar la fábrica, son acomodaticios, su obsecuencia persigue algún carguito, mienten ocultando la entrega y protegen a sus jerarcas.

Bárbara Solernou

El discurso marketinero del Canal Magdalena=soberanía tiene a muchos buenos compañeros engañados. Dicen que este canal “nos” va permitir tener una salida al mar y “vamos” a dejar de pasar por el puerto de Montevideo. Hablan en primera persona del plural como si estuvieran incluidos en esas empresas que sí transportan cargas. ¿No saben que la Argentina no navega hace 30 años? Sí lo saben, pero usan la retórica del enemigo porque resignados a la entrega prefieren ser parte del banquete.

Es necesario aclarar que los argentinos perdimos el derecho a la navegación en el año 1991 cuando Menem cedió la Reserva de Cargas a las transnacionales del transporte mediante el decreto 1772/91. A partir de ahí, las millones de toneladas de productos agropecuarios que se exportan y los miles de contenedores de manufacturas que se importan viajan en buques extranjeros. Nosotros no vemos ni un solo dólar de los U$S 7.000 millones que factura la actividad del flete marítimo. Entonces ¿para qué queremos un canal si no tenemos un solo barco en el país que lo transite? Si la Argentina no fabrica barcos (la industria naval está quebrada o deprimida, Menem también reventó el Fondo de la Marina Mercante y con él los astilleros), no tiene puertos propios (todos están privatizados), no tiene flota nacional ni legislación naval ¿a quién beneficia este pasaje si nosotros no navegamos? Claro está que el beneficio es para las flotas extranjeras, es decir, las transnacionales de granos y contenedores.

La obra del Canal Magdalena viene desde los años 90. Es un brazo del mega proyecto global de la Ruta Marítima de la Seda que impulsa China y consiste en creación de rutas, dragado de canales y puertos para apoderarse de los mercados de América Latina y, particularmente, disputarle primacía a EEUU (quien domina las operaciones del puerto de Montevideo) en el comercio exterior argentino. Por lo tanto, no es de interés nacional, sino, de interés chino para seguir inundándonos de importaciones asiáticas e impedir el desarrollo de nuestra industria nacional. Decir que el Canal Magdalena es soberanía es mentir.

¿Y quién es el principal promotor del Canal Magdalena? El empresario dragador Horacio Tettamanti dueño de SPI (Servicios Portuarios Integrados) y la ABIN (Asociación Bonaerense de la Industria Naval, sello con el que Tettamanti buscó diferenciarse de la CINA y la FINA, la otra cámara que agrupa a astilleros y talleres navales). Entonces, lejos de reactivar al Astillero Río Santiago esta mega obra millonaria significa un jugoso negocio para el fabricante de dragas. Además, Tettamanti jugó siempre en contra del ARS soplándole contratos cada vez que pudo.

Por otra parte, esta obra está en perfecta consonancia con la iniciativa de Mario Secco de dragar el Puerto La Plata y potenciar a la empresa TecPlata (Filipinas), operadora de contenedores, para aumentar las importaciones asiáticas, sumado a la idea de Axel Kicillof de extender la Ruta N° 6 y abrir nuevos mercados para estas importaciones en el conurbano (continuidad del proyecto de Scioli de importación de electrodomésticos chinos), sumado al cambio de figura jurídica del ARS que impulsa su presidente Pedro Wasiejko para separar la empresa de la estructura estatal y así autonomizarla y convertirla en otra cosa, por ejemplo en depósito de contenedores. Ya lo dijo el embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja (tío del nieto de CFK): quieren hacer del ARS una cabecera de playa de la automotriz china Chery, cuando anunció inversiones de esta firma en nuestra fábrica. ¿Y quién es el representante de Chery en Argentina? ¡Uia! Mauricio Macri.

Entonces, que el árbol no tape el bosque. Los políticos profesionales respetan códigos de clase, si bien son adversarios electorales, políticamente se dan la mano y juntos responden a la misma geopolítica imperial. Los gobiernos pasan pero la colonia queda. Considerando la preponderancia china en la geopolítica mundial, los ortodoxos liberales y los progresistas keynesianos hace rato vienen allanando el camino para, cuando sea necesario, cambiar rápidamente de collar yanqui por uno chino. No hay esperanza en estos políticos entreguistas. La Argentina dejará de ser colonia o la bandera flameará sobre sus ruinas. Solo el Pueblo salvará al Pueblo.  

Barbara Salerno es militante de Social 21, La Tendencia

 

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